lunes, 24 de enero de 2011

Un tiempo corto para ti, largo para los demás.

¿Alguna vez has escuchado hablar del amor? Sí, ese sentimiento que hace que todo cambie de color, que te eleva aunque estás a punto de caer, que te mantiene en alto... Ese sentimiento, quieras o no, lo sentirás. Sentirás que todo gira al rededor de esa persona, sentirás que sin él no eres nada y sentirás miles de cosas a la vez mientras tu corazón acelera, ¿pero sabes qué? Nada es eterno.
En algún momento, todo se paralizará, y, aunque pasarán años, te parecerá que son días, porque... ¿sabes por qué? Porque estás con él.
Y cuando menos te lo esperes, el mundo volverá a girar, te darás cuenta de las mínimas estupideces que hay en el mundo. Una hoja de un árbol caída sobre un charco de lluvia, una moto a toda velocidad en dirección a quién sabe a qué lugar, y te darás cuenta de que todo cobra sentido. Caerás de la nube en la que has estado todo ese tiempo, tan corto para tí, tan largo para los demás, y te harás la pregunta que tanto ha esperado tu mente y tanto a temido tu corazón, ¿de verdad le quieres?
Hay cambiará todo. Nada volverá a ser lo mismo; o te darás cuenta que sin él no eres nada y te desvivirás por el, subiendo a esa nube, llegando hasta las estrellas, tocando el sol con los ojos cerrados, o te darás cuenta de que ese sentimiento tan buscado en diccionarios por niñas pequeñas, tan dibujado y perfilado con un bolígrafo rojo, ya no es el mismo. Algo, quién sabe qué, ha apagado lo que en tres segundos se ha
bía convertido en la mayor llama de tu vida. 

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