lunes, 7 de marzo de 2011

Desamores.

Las mujeres toman chocolate porque es dulce y les hace olvidar lo amargo que son los hombres; los hombres beben alcohol porque es amargo y les hace olvidar lo dulce que son las mujeres.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ochenta y siete días



Y ahora que te has marchado me invento los domingos. Eso dice una de mis canciones favoritas. Una de las canciones más tristes que se escribirán nunca.
Hoy hace exactamente ochenta y siete días que te marchaste. Ochenta y siete largos días. Y es que el tiempo es así de caprichoso. Lo mismo las agujas siguen un ritmo frenético como que da la sensación de no girar.
La tristeza es uno de los sentimientos más extraños. Puedes levantarte un día pensando que ya ha pasado lo peor, que a partir de entonces sólo pueden haber sonrisas y de repente, por cualquier tontería, todo vuelve a derrumbarse de nuevo. Por cualquier tontería que te devuelve con intereses todos los problemas que creías superados. Como en el parchís, que te comes una y cuentas veinte. Lo mismo. A una lágrima siempre la acompañan otras diecinueve.
He aprendido a odiar los domingos, sobre todo los domingos de invierno. Debe ser que mi inventiva se ha marchado de vacaciones y soy incapaz de tejer ninguna historia en la que no aparezcas tú.
Te echo de menos.
Ochenta y siete días. Ochenta y siete días ya. Y todavía espero que un día me llames y me digas que tú también me echas de menos, que vas a volver.
Larga es la espera de algo que sabes que nunca va a suceder. Alguien me dijo que el amor asfixia y si eso es verdad no hay nadie que pueda sobrevivir a él.
Entonces, ¿dónde están los finales felices de los que hablaban los cuentos de hadas? Me siento estafado. Que me devuelvan el dinero. Que me devuelvan mi felicidad. Que me devuelvan mi vida.
¿Te dije alguna vez que los cigarros sabían diferente después de besarte? Qué tontería, ¿no? ¿Se puede echar de menos un sabor, un olor, tu olor?
A veces me pasa que voy por la calle y alguien lleva tu colonia y entonces cierro los ojos y me pongo super melancólico y te echo más de menos si es que eso se puede.
Me acuerdo del día que me regalaste el cubo de Rubik.  Dijiste algo así como que nuestra relación era tan compleja como él. Puede que por eso tardara tanto en mezclar sus colores, en desmontarlo. Lo hice el día que te marchaste y me prometí a mí mismo que el día que consiguiera montarlo significaría que por fin te habría olvidado.
Ahora te doy la razón. Nuestra relación es tan fascinante como este cubo pero una vez desmontado ya nadie puede volver a montarlo. Y cada vez que te lo encuentras detrás de algún libro viejo o debajo de cualquier cojín intentas una vez más solucionarlo. Le das vueltas e intentas encontrarle la lógica pero no lo consigues.
Los domingos son una prueba de fuego. Es el único día de la semana que me levanto totalmente deprimido y cualquier excusa me parece buena para llamarte, incluso para presentarme en la puerta de tu casa. Coger mi bici, pedalear todo lo rápido que pueda y llamar a tu puerta. Pero no lo hago, claro. Sabes de sobra que no sé ir en bicicleta.
Ochenta y siete días.
Y todavía no entiendo porqué los cuento.
No sé me ocurre nada más triste que pensar que un día me levante y lo primero que piense sea << hoy hace exactamente mil cuatrocientos quince días que te marchaste >>. Debería dejar de hacerlo. Seguramente tú ya no piensas en mí. Seguramente no me echas de menos. Seguramente sonrías todo el tiempo. Seguramente…
Yo no lloro.
Yo no lloro.
YO NO LLORO.
Que ya sé que he malgastado mucho tiempo pensando en ti. Que ya son ochenta y siete días y pasaran otros ochenta y siete más. Que me voy a seguir acordando de ti todos los domingos por la mañana. Que mi final feliz sólo puede ser contigo. Que te estoy esperando. Que vengas.

lunes, 7 de febrero de 2011

Y que voy a hacer yo si a estas alturas mi vida ya depende de él, que cuando no está me siento vacía, como si de algo físico se tratase. Cuando hablo con él me siento segura, es mío, su corazón me pertenece, yo soy la que le intento dar la felicidad que cualquier persona sueña con tener. Que cuando me repite una y otra vez que me quiere, que me necesita, no puedo evitar borrar todo lo malo de mi mente porque a pesar de todo, él es la medicina que cura mi tristeza, el que me alegra días y noches, el que me da fuerzas para seguir. Sin él mi vida está incompleta, el destino no siempre es el que manda, también se puede elegir y yo he elegido pasar el resto de mi vida con él y sí, creo en un futuro a su lado a pesar de lo que digan.

domingo, 6 de febrero de 2011

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Sé que me dejas sola para que aprenda a crecer sin ti, para que me haga la mujer que en un futuro llegaré a ser, por eso te doy las gracias, te guardaré las maletas, siempre estarán en un lugar de mi alcoba y de mi corazón, sólo prométeme una cosa, prométeme que nunca dejarás de luchar, a lo mejor no juntos, pero lo conseguirás.

Pequeños.

Cuando somos pequeños queremos ser mayores, nos pintamos como tales, vestimos como tales y jugamos imaginándonos con más edad, pero luego, cuando somos mayores, daríamos lo que fuese para volver a ser pequeños, volver a mirar por esos dulces ojos y ver tal y como son las cosas, sin imaginar problemas y sin querer provocar peleas, sin querer gritar, simplemente sonreír ampliamente y seguir jugando a lo que queremos, imaginando como será nuestra vida, imaginando como queremos que sea. Queremos ser pequeños de nuevo, sin preocupaciones, que la mayor preocupación en el día sea no pisar las zonas blancas del paso de peatones o no mancharte el vestido nuevo con pintura de manos. Simplemente queremos no preocuparnos, vivir en libertad.

sábado, 5 de febrero de 2011

Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine.

¿Definición de sueño? Si buscas en un diccionario, "sucesos o imágenes que se representan mientras duermes" o "cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse." Y el diccionario se equivoca, porque un sueño puede hacerse realidad, cueste lo que cueste. Simplemente hay que quererlo, luchar por conseguir atraparle, porque los sueños son como el agua, no puedes atraparlos, pero, si te lo propones, a lo mejor puedes congelarlos y entonces pasan a estar bajo tu poder. Todo depende de la intención con la que haga las cosas, la fuerza que emplees y el deseo que mantengas. Nunca dejes de soñar, algún día alguno de esos sueños se harán realidad y entonces le encontrarás sentido a las cosas.

Sin música la vida sería un error.

La música amansa a las fieras. Puede hacerte reír en los momentos tristes o llorar cuando sonríes. La música convierte papeles en blanco en sentimientos, sentimientos acompañados de simples notas que consiguen cambiarte el ánimo. La música sirve para expresarte; consigue ponerte los vellos de punta cuando escuchas una canción en el momento oportuno que parece contar tu vida. La música puede hacerte flotar. No puedes aprender nada de ella leyendo la teoría que hay escrita en un papel, la música hay que sentirla. La música enamora, la música es otra forma de expresarse.

Dicen.

Dicen que al mal tiempo buena cara, que después de la tormenta siempre llega la calma, pero que al fin y al cabo las cosas nunca cambian. Que todo lo que sube baja, pero que agua que pasa no mueve molinos. También dicen que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero que segundas partes nunca fueron buenas; que quien tiene boca se equivoca y que rectificar es de sabios. Que querer es poder y hace más quien quiere que quien puede, pero que quien todo lo quiere todo lo pierde, además que de donde no hay no se puede sacar. Que quien no arriesga no gana, que quien la sigue la consigue. Que no por mucho madrugar amanece más temprano, pero que a quien madruga Dios le ayuda. Que si te pica te rascas, que todo lo que escuece cura. Que no hay mayor ciego que el que no quiere ver, que a palabras necias oidos sordos pero que a buen entendedor pocas palabras bastan. Que la confianza da asco. Y que quien no corre vuela, que ya se sabe que las apariencias engañan y que por supuesto que no es oro todo lo que reluce. Y mira que quieres que te diga si quien avisa no es traidor, que si te he visto no me acuerdo, y que a rey muerto rey puesto. Que más vale solo que mal acompañado.

jueves, 3 de febrero de 2011

Y es que soy diferente a los demás.

Porque no siempre cuando estoy feliz,río. Ni cuando estoy triste, lloro. Porque puedo llorar de la risa, y reír de dolor. No soy de las que ven las cosas blanco o negro, si no que me fijo en la inmensa escala de grises que hay por medio. Porque no me considero diferente,ni igual a los demás. Porque siento las cosas a mi manera.

jueves, 27 de enero de 2011

Tienes un tesoro.

 Si tienes un millón de euros, tienes una fortuna. Si tienes el tiempo para darte cuenta d que no necesitas ese millon de euros, tienes un tesoro.Si tienes una casa exclusiva en una zona exclusiva llena de muebles exclusivos, tienes una fortuna. Si tu mejor amigo es el dueño de esa casa, tienes un tesoro. No por la casa, sino por que tienes un mejor amigo.Si cada día cuando abres los ojos, todo lo que tienes delante de ti hasta el horizonte és tuyo, tienes una fortuna. Si eres capaz de verlo con tus propios ojos, tienes un tesoro: tus ojos. Si puedes comprarle a tu bebé una habitación muy grande llena de juguetes y con una niñera que lo cuide , tienes una fortuna. Si cada vez que el bebé te coge del dedo te conmueves, tienes un tesoro. Si te temen cada vez que pronuncian tu nombre y la gente t tiene miedo porque usas tu poder para vengarte, tienes una fortuna. Si sabes que la única forma de vengarse de una persona es no ser nunca como ella, tienes un tesoro. Si cada vez que llora tu chica le regalas un diamante, tienes una fortuna. Si cada vez que llora tu chica eres capaz de hacerla sonreir, tienes un tesoro. Si tienes todas las cremas anti arrugas, y no paras de hacerte liftings y tratamientos antiedad está claro  que tienes una fortuna. Si sabes que la única forma de alargar la vida es caminar más lento, tienes un tesoro.

martes, 25 de enero de 2011

Que se pare el mundo, que yo me bajo.

A veces sentimos que damos mucho o que los demas no nos dan lo suficiente, pero no debemos preocuparnos por el recibir si no mas bien por lo que damos, uno da lo que tiene, lo que es...

lunes, 24 de enero de 2011

Un tiempo corto para ti, largo para los demás.

¿Alguna vez has escuchado hablar del amor? Sí, ese sentimiento que hace que todo cambie de color, que te eleva aunque estás a punto de caer, que te mantiene en alto... Ese sentimiento, quieras o no, lo sentirás. Sentirás que todo gira al rededor de esa persona, sentirás que sin él no eres nada y sentirás miles de cosas a la vez mientras tu corazón acelera, ¿pero sabes qué? Nada es eterno.
En algún momento, todo se paralizará, y, aunque pasarán años, te parecerá que son días, porque... ¿sabes por qué? Porque estás con él.
Y cuando menos te lo esperes, el mundo volverá a girar, te darás cuenta de las mínimas estupideces que hay en el mundo. Una hoja de un árbol caída sobre un charco de lluvia, una moto a toda velocidad en dirección a quién sabe a qué lugar, y te darás cuenta de que todo cobra sentido. Caerás de la nube en la que has estado todo ese tiempo, tan corto para tí, tan largo para los demás, y te harás la pregunta que tanto ha esperado tu mente y tanto a temido tu corazón, ¿de verdad le quieres?
Hay cambiará todo. Nada volverá a ser lo mismo; o te darás cuenta que sin él no eres nada y te desvivirás por el, subiendo a esa nube, llegando hasta las estrellas, tocando el sol con los ojos cerrados, o te darás cuenta de que ese sentimiento tan buscado en diccionarios por niñas pequeñas, tan dibujado y perfilado con un bolígrafo rojo, ya no es el mismo. Algo, quién sabe qué, ha apagado lo que en tres segundos se ha
bía convertido en la mayor llama de tu vida. 

Todo lo que empieza tiene su final.

Hay gente que no comprende lo que es el miedo a amar. Yo sí.
Es tener miedo a querer a alguien con todas tus fuerzas, quererle hasta un punto increible, hasta darlo todo por él; sonreir cuando él sonríe, que tu corazón vaya a mil por hora cuando le ves, sentir que sin él no eres nada, y que todo esto acabe. Es tener miedo a no sonreir nunca más, tener miedo a llorar por algo que te hizo reir, tener miedo a sufrir por algo tan bello como lo era. Es tener miedo al mejor sentimiento humano porque quieres que dure para siempre, pero sabes que, en algún momento, va a acabar.

Soy de esas personas.

Soy de esas personas que hablan sin pensar en las consecuencias, de las que dicen "mañana lo haré" pero nunca lo hacen. De aquellas a las que les gusta mirar al cielo tumbadas en el césped para imaginar formas extrañas en las nubes; de esas que cuando están leyendo un libro hermoso y encuentran una frase sencilla pero que deja un dulce sabor de boca, cierran el libro para que esa dulzura dure el mayor tiempo posible. De esas que cuando eran pequeñas saltaban las baldosas de colores de las calles. Una de esas personas que disfrutan de la última onza de chocolate de la tableta como si de ello dependiese la vida. De las que cuando se enamoran, no son capaces de decir "te quiero" porque de verdad lo sienten. De las que pasan desapercibidas como el agua que pasa entre tus dedos cuando intentas beber; pertenezco al grupo de las personas que, cuando lloran, buscan el lado positivo de la vida, porque cree en lo que dicen de "no hay arco iris sin lluvia". No me considero alguien fuera de lo normal, simplemente me gusta sonreír a la vida.